Conclusiones

  1. El sistema político mexicano emanado de la Revolución mexicana, con un claro compromiso social pero cerrado y monolítico, tuvo que abrirse, gradualmente, a partir de la década de los setenta. A la legitimidad revolucionaria, invocada como fuente perenne de autoridad y ejercicio del mando, tuvo que suceder la legitimidad democrática, ganada y perdida en las urnas, la vía del voto.
  2. El punto determinante de la evolución de la democracia mexicana, el tránsito del autoritarismo vertical y el corporativismo providencialista hacia la apertura, la pluralidad y la libre competencia, fue la reforma política de 1977, perfilada aunque no formalizada, desde la última etapa del gobierno del presidente Luis Echeverría, en encuentros con los dirigentes del Partido Comunista Mexicano, en donde tuve la oportunidad de tender puentes de interlocución.
  3. Con la reforma política de 1977, y su producto principal, la Ley Federal de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales (LOPPE), el sistema político mexicano se abrió hacia los dos ángulos: hacia la izquierda obtuvieron su registro legal el Partido Comunista Mexicano (PCM) y el Partido Socialista de los Trabajadores (PST). Hacia la derecha, el Partido Demócrata Mexicano (PDM).
  4. El año de 1997 se dio la primera alternancia en la Cámara de Diputados, cuando la oposición en su conjunto fue mayoría frente al PRI; el año 2000, la primera alternancia se dio en el Poder Ejecutivo, con la presidencia de Vicente Fox, una alternancia vacía que no alcanzó a constituirse en una genuina transición democrática, según la mayoría de analistas, a la luz de sus limitados resultados.
  5. México inició, el primero de diciembre del 2012, la segunda alternancia política en el Poder Ejecutivo Federal, una alternancia encabezada ahora por el PRI, luego de 15 años de relativo y precario equilibrio macroeconómico en el país, pero también un largo periodo de inseguridad pública desbordada, estancamiento económico exasperante y desencanto social generalizado: más de 60 mil muertos en la lucha contra el narcotráfico sólo en el sexenio precedente, cero crecimiento real y 52 millones de pobres.
  6. Luego de reformas políticas y electorales sucesivas, con la reforma de 1977 como el primer paso sustantivo, y un avance gradual y sostenido del pluralismo en gobiernos federales, estatales y municipales, y sobre todo en cámaras legislativas, la democracia mexicana ha podido satisfacer por fin el postulado básico con que inició la Revolución Mexicana, “sufragio efectivo”. Sin negar ni subestimar cuestionamientos de algunos sectores al sistema electoral, hoy la convivencia pacífica y la renovación puntual, urbana e institucional del poder político, además de otros componentes de la democracia liberal como el equilibrio de poderes y el respeto a las libertades fundamentales del hombre, han dejado de ser una asignatura pendiente en México.
  7. Sin embargo, la eficacia de las instituciones democráticas para garantizar una convivencia política civilizada y una transmisión pacífica del poder, como lo acreditó la elección inédita del año 2000, no encontró equivalencia en la calidad del gobierno, en la capacidad para garantizar la seguridad pública y el estado de derecho, el imperio de la ley, y tampoco tuvo equiparación en los ámbitos de la economía y la justicia, pues con la alternancia no hubo crecimiento real, incremento de la competitividad y descenso de la pobreza en números absolutos, pues ésta sólo se redujo ligeramente en términos relativos, en porcentajes, como lo revela el CONEVAL.
  8. La democracia mexicana ha creado reglas claras, equitativas y universalmente aceptadas para competir, pero sólo hasta ahora que se dan los primeros pasos, no ha podido consolidar una nueva cultura para conciliar y mucho menos para construir: pasamos de un sistema vertical, de partido prácticamente único, a un sistema plural de equilibrios estáticos y rígidos, sin capacidad y en algunos casos ni siquiera voluntad para consensuar sumatorias de beneficio colectivo. Transitamos de una democracia artificial a una democracia improductiva.
  9. El pueblo de México exige por ello más de su democracia, como lo revelan múltiples estudios de opinión, el Latinobarómetro de manera destacada, (un estudio de opinión pública que aplica anualmente alrededor de 20,000 entrevistas en 18 países de América Latina y que revela que sólo 4 de cada 10 mexicanos creen que, en cualquier circunstancia, la democracia es el mejor régimen político, dejando implícita la convicción en los 6 restantes de que en situaciones excepcionales un sistema autoritario es admisible) y ese mensaje de frustración colectiva, ratificado e incrementado los últimos años como lo evidencian ese estudio y varios ejercicios de opinión más, fue leído puntualmente no sólo por el presidente Enrique Peña Nieto sino por los principales actores políticos nacionales, afines y opositores a su gobierno.
  10. El Pacto por México, con simiente antigua en su espíritu de priorizar el interés colectivo sobre las agendas partidistas, gestado poco después de las elecciones presidenciales, y suscrito formalmente al inicio del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, es un acuerdo de voluntades del nuevo gobierno y de las dirigencias nacionales del PRI, el PAN, el PRD y posteriormente también del PVEM, que se trazó como meta responder a ese reclamo de una democracia productiva y de calidad, por la ruta de la transformación de fondo del andamiaje jurídico y la revisión integral de las instituciones medulares que sostienen al edificio de la República.
  11. Fue así como se convinieron 95 compromisos por el nuevo gobierno y las principales fuerzas políticas nacionales en los distintos órdenes, el político y el social, el económico y el cultural, para impulsar la modernización integral de México, auspiciar el crecimiento económico, elevar la competitividad, recuperar la rectoría del Estado nacional frente a poderes de facto en áreas estratégicas como la educación y las telecomunicaciones, dar más eficacia y calidad al gobierno como garante de la seguridad pública y el estado de derecho, hacer más transparente y pública la vida pública, y sobre todo elevar los indicadores de bienestar social de los mexicanos.
  12. En esos casi un centenar de compromisos por México, hay postulados de doctrina y propuestas concretas de políticas públicas, provenientes de las plataformas políticas del PRI, el PAN y el PRD y hay algunos más que multiplican, conjugan y llegan más lejos que las visiones originales.
  13. Los acuerdos suscritos en el seno del Pacto por México han sido analizados y procesados, luego de un intenso y prolongado debate en la mayoría de los casos, en las cámaras legislativas del Congreso de la Unión (Constituyente Permanente en el caso de las reformas constitucionales), la instancia legal y definitiva que crea leyes y aprueba reformas. No hay contraposición y mucho menos suplantación entre el Consejo Rector del Pacto por México y las Cámaras del Congreso: son instancias diferentes, compatibles, que supieron armonizar sus funciones específicas: política una, jurídica la otra.
  14. El Pacto por México es el principal instrumento de concertación que está transformando la vida política, social, cultural y, en el mediano plazo, la vida económica del país. Después de 15 años de gobiernos divididos y de congresos paralizados, se han procesado las reformas estructurales que México demandaba.
  15. El Pacto fue posible porque por primera vez el Gobierno Federal y las dirigencias nacionales del PRI, del PAN y del PRD, sin renunciar a sus naturales diferencias ideológicas, pusieron la agenda de necesidades del país por delante de la agenda electoral de los partidos. Eso no significa que no haya habido, en distintos momentos, dificultades, resistencias y cuestionamientos de actores políticos. La unanimidad no es un rasgo característico de las democracias modernas, plurales por definición.
  16. El artífice de ese acuerdo amplio y plural, el Pacto por México, fue el presidente Enrique Peña Nieto, quien desde un liderazgo moderno y con visión de largo plazo, visión de futuro, convocó y concretó los consensos necesarios para el diseño de ese instrumento rector y después para su ardua construcción y aterrizaje en las cámaras legislativas, ya como leyes, reformas e instituciones.
  17. El papel republicano de las dirigencias partidistas fue fundamental. De la oposición sistemática al gobierno en turno, los principales partidos políticos pasaron a corresponsabilizarse de la construcción del destino nacional. Por primera vez dejó de prevalecer lo que el connotado liberal don José María Luis Mora deploró y denunció desde la primera mitad del siglo XIX: el pernicioso espíritu de partido.
  18. El Pacto por México ha demostrado que la diversidad ideológica de una democracia madura no tiene por qué significar desencuentro, descalificación y anulación de unos actores por otros, sino sumatoria de esfuerzos por el interés colectivo, el interés de la nación. Sólo así, con voluntad y capacidad para articular acuerdos y procesar reformas, la democracia puede ser productiva, útil al país y a los mexicanos, no sólo funcional y rentable para las burocracias de los partidos.
  19. El Pacto por México, con dificultades innegables y puntos específicos de desacuerdo insuperables como se preveía, ha llegado más lejos de lo que los escépticos y aún los más optimistas esperaban. Después de dos sexenios y medio de encono, rispidez y desencuentro entre los partidos políticos opositores y el gobierno en turno, México ha demostrado que puede avanzar, que puede transformar de raíz sus instituciones, con el voto plural de sus fuerzas políticas en las cámaras legislativas.
  20. Antes, en la etapa de los equilibrios estáticos iniciada en 1997, la función de los actores políticos consistía fundamentalmente en frenar al gobierno en funciones, ahora con este instrumento de concertación el objetivo, así expresado por las propias dirigencias de los partidos, es usar el capital político de cada partido en las cámaras del Congreso de la Unión para aprobar las reformas estructurales que México necesitaba.
  21. En cada reforma estructural, sea reforma constitucional o reforma a ley secundaria, se han patentizado y se han hecho valer las visiones y las propuestas de los partidos políticos, afines y opositores al gobierno. Se han buscado, al menos como objetivo explícito de los actores, los puntos finos de equilibrio y sinergia para que en la sumatoria de diagnósticos y propuestas el país salga ganando. Eso no significa que no sigan prevaleciendo diferencias de fondo entre los partidos políticos en otros aspectos.
  22. Con independencia de la fecha de caducidad del Pacto, pocos actores y analistas han cuestionado el balance positivo de este ejercicio democrático, si bien con resultados no inmediatos en algunos casos. Sólo hasta ahora se comienza a ver a México desde el interior y desde el exterior como un referente de modernización sin rupturas ni sobresaltos, de cambio institucional con visión de futuro, visión de largo plazo.
  23. Entre reformas legislativas y decisiones administrativas, resoluciones de las cámaras legislativas las primeras y actos de la competencia exclusiva del titular del poder Ejecutivo las segundas, se han cumplido ya más de las tres cuartas partes de los 95 compromisos firmados en el seno del Pacto por México.
  24. Sin embargo, los frutos del Pacto por México tienen que medirse y calibrarse no sólo en lo cuantitativo, el número de reformas legislativas y decisiones administrativas aprobadas, sino en lo cualitativo, el impacto de los cambios para el país en lo inmediato y en lo mediato: crecimiento, productividad, competitividad, transparencia, educación de calidad, seguridad social, procesos jurídicos homologados, gobierno de calidad y democracia productiva. La profundidad de los cambios dependerá no sólo de la redacción de las reformas jurídicas, sino de su aplicación puntual, su implementación en la compleja realidad social de los mexicanos.
  25. La reforma hacendaria, la reforma político-electoral y la reforma energética generaron un alto grado de controversia y apasionamiento. Con mayorías sólidas y distintos actores, no tuvieron sin embargo, por eso mismo, el consenso de los partidos representados en El Pacto.
  26. De las fuerzas participantes en el Pacto por México, la reforma hacendaria tuvo finalmente el voto de los legisladores del PRI y del PRD, pero no los del PAN. La continuación del régimen de exención del IVA en alimentos y medicinas, el carácter progresivo del régimen fiscal, es decir tasas más altas de impuestos a mayores ingresos, el gravamen de las ganancias en la Bolsa Mexicana de Valores, y sobre todo la pensión universal y el seguro del desempleo, fueron los argumentos a favor del PRI y del PRD; la homologación de la tasa del 16 por ciento del IVA en todo el territorio nacional, incluidas las fronteras, y el gravamen de las utilidades en la BMV fueron los principales argumentos del PAN para votar en contra.
  27. La reforma política fue impulsada originalmente, cada quien con su iniciativa, por el PAN y el PRD, y por el titular del poder Ejecutivo en lo relativo a la equidad de género en candidaturas al congreso. Cambio de IFE por INE, reelección de legisladores y alcaldes y el nuevo régimen de coaliciones, fueron temas altamente controvertidos. Las candidaturas independientes, la fiscalización a los partidos y la equidad de género, fueron de los cambios bien recibidos, de manera generalizada, en la opinión pública. En su fase constitucional la reforma electoral sólo tuvo el voto favorable de los legisladores del PRI y del PAN. El PRD votó en contra como medida de protesta por no compartir los términos en que se prefiguraba la reforma energética. Pero en las reformas secundarias de la materia los legisladores de este partido, al igual que los diputados y senadores de los demás partidos que suscribieron el Pacto, votaron a favor.
  28. La reforma energética, como ya se había anunciado desde el principio por los actores de la izquierda y que finalmente votaron en contra, no tuvo consenso, pues los enfoques eran ideológicamente inconciliables. En efecto, tocó un punto muy sensible y emblemático para millones de mexicanos, como lo es el petróleo. Aun cuando el gobierno y todos los partidos políticos coincidían en la necesidad de una reforma energética que modernizara el sector, recuperara los niveles de producción que tenía el país hasta el 2004 (3 millones 380 mil barriles diarios frente a 2 millones 500 mil de la actualidad, un descenso del 25 por ciento) y elevara la competitividad del sector energético al nivel de las empresas líderes en el mercado para beneficio de los mexicanos, no se encontraron los suficientes puntos de coincidencia. Finalmente, tanto en la etapa constitucional como en la aprobación de las leyes secundarias los legisladores del PRI, PAN, PVEM y PANAL votaron a favor mientras que, como ya se había perfilado, los legisladores del PRD y las demás expresiones de la izquierda, votaron en contra.
  29. Pocos actores han cuestionado de fondo la pertinencia histórica del Pacto por México, medidos ya sus avances. Es un instrumento político que, sin ser la panacea de los grandes problemas nacionales, ha dado vitalidad, eficacia y productividad a la democracia mexicana y ha reivindicado en algún grado a la clase política.
  30. Más que la duración del Pacto, lo que hay que destacar es el balance positivo, el número y calado de las reformas aprobadas, la mayoría ya con etapa constitucional y leyes secundarias cubiertas, que una vez implementadas puntualmente transformarán la vida de México, le darán a mediano plazo crecimiento, competitividad y fortaleza, para llevar la justicia a un país con agudos desequilibrios regionales y todavía con casi la mitad de la población por debajo de la línea del bienestar social y los estándares internacionales de calidad de vida. Autoridades hacendarias y especialistas en proyección económica estiman que con las reformas recién aprobadas y en proceso de discusión, el país podría pasar del modesto crecimiento del 2014, a un crecimiento del 5 por ciento en la segunda mitad del sexenio.
  31. Si el Pacto por México concluyera ya en definitiva, habría cumplido en un alto grado con su misión y sus objetivos principales: romper el punto muerto de una democracia paralizada e improductiva, al hacer posibles las reformas estructurales para modernizar a México, darle los instrumentos para salir adelante en un mundo cada vez más abierto y competitivo.
  32. Los frutos del Pacto serán inmediatos en unos casos, como los programas de seguridad social para garantizar la pensión universal y el seguro del desempleo, así como las inversiones del gobierno federal en infraestructura para el desarrollo, y serán a mediano plazo en otros, como la reforma laboral, la reforma al sector telecomunicaciones en su efecto pleno en la economía nacional, la reforma hacendaria, la reforma financiera, la reforma energética, y serán de largo plazo en otros casos más, como la reforma educativa para ser un país con mejor desempeño en las aulas y más competitivo en la economía del conocimiento, pero el andamiaje jurídico se ha reformado de fondo y la mayoría de analistas coincide en que el país saldrá ganando.
  33. México ha demostrado, con reformas estructurales y refundacionales inéditas, algunas no exentas de cuestionamientos, que la democracia puede ser el espacio de la construcción de acuerdos para la posteridad y no sólo la arena electoral de los partidos políticos para la coyuntura. Además de los avances ya registrados, están sentadas las bases para que nuestro país siga transformado su vida política, social y económica, en orden, paz y civilidad, en el marco de una democracia de resultados, una democracia que seguirá enfrentando desafíos internos y exigencias de un mundo cada vez más abierto y competitivo.
  34. El Pacto por México ha sido el fruto de la voluntad constructiva de un gobierno con visión modernizadora, un gobierno encabezado por un estadista dispuesto a tocar intereses creados, el presidente Enrique Peña Nieto, y la participación decidida de dirigencias partidarias con responsabilidad republicana, especialmente Gustavo Madero, del PAN, y Jesús Zambrano, del PRD, que han coincidido en el objetivo superior de legarle un mejor futuro a las siguientes generaciones, no con el fin inmediatista de alcanzar un mejor resultado en las próximas elecciones.
  35. El Pacto por México, un valioso instrumento diseñado y aplicado en el país, es ya un referente internacional por la capacidad acreditada por los principales partidos políticos y grupos parlamentarios para procesar reformas de gran calado en la diversidad ideológica. Mientras en otros lugares como Estados Unidos, con una gran tradición liberal y democrática pero víctimas circunstanciales de la polarización de la política, se han enfrentado recientemente escenarios oscuros de gobiernos presupuestalmente paralizados y economías amenazadas por abismos fiscales, en nuestro país hay ya constancia clara de acuerdos que han reformado sustancialmente las instituciones, un proceso que tendrá que culminar con las reformas secundarias y con su aplicación puntual, en su espíritu y en su contenido, para que rindan los frutos esperados.
  36. Lo mejor para México sería que, como ocurrió en la mayoría de reformas constitucionales y secundarias, los consensos prevalezcan en las reformas pendientes, para que los productos legislativos tengan mayor legitimidad política y viabilidad operativa.
  37. Concluido este análisis en octubre del 2014, se ha cubierto ya la mayor parte del proceso de modernización institucional, pero quedan importantes asignaturas pendientes. Ya se aprobaron, además de las reformas constitucionales y legales del año pasado, en este 2014, marzo, el Código Nacional de Procedimientos Penales; en abril la Ley Federal de Competencia Económica; en mayo las reformas secundarias en materia político-electoral; en julio las reformas secundarias en materia de telecomunicaciones; y en agosto las relativas a la reforma energética.
  38. Las reformas que están pendiente para concluir este proceso de modernización de las instituciones nacionales son, entre otras, la reforma del Estado, la reforma política del Distrito Federal y en especial la reforma de seguridad y justicia, para afianzar al Estado nacional, coordinar los cuerpos policiacos de los tres órdenes de autoridad constitucional y garantizar el estado de derecho, la seguridad de las personas, las familias y su patrimonio. Es necesario que el Estado mexicano recupere la soberanía territorial ahí donde está disputada con el crimen organizado, una reminiscencia del sexenio anterior que no ha sido superada.
  39. Faltan también, entre otras, la reforma indígena, la reforma minera, la reforma del cambio climático y la sustentabilidad del desarrollo, la reforma para dignificar y devolver la funcionalidad al salario mínimo, la reforma para atenuar los desequilibrios regionales, y la que debe modernizar y hacer más competitivo al campo mexicano.
  40. En una segunda edición incorporaríamos un apartado con las reformas a las leyes secundarias pendientes, además de las reformas constitucionales y reglamentarias de los temas aún no abordados, de este proceso vigoroso de cambio estructural, de transformación profunda que ha experimentado el país, al amparo o con el aliento del Pacto por México.

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