Reforma Financiera

Una de las razones fundamentales por las que no ha crecido la economía nacional en términos reales, sobre todo desde el inicio del milenio, es la limitada disposición de crédito en el mercado financiero y las altas tasas de interés para las empresas y las familias.

No hay una cultura de apuesta al riesgo en los bancos y en las demás instituciones del ramo, en parte por la historia de crisis económicas cíclicas que padeció el país hasta la década de los noventa. Tampoco facilitó las operaciones de crédito, ya en un entorno de estabilidad, el proceso de venta de las principales instituciones financieras del país a inversionistas extranjeros. No hay credibilidad y confianza en el ejercicio de prestar por parte del acreedor, ni una cultura consolidada de pago por parte del deudor, y eso encarece el costo del crédito.

Otra grave deficiencia de nuestro sistema financiero es la limitada cobertura en el territorio nacional, pues 50 por ciento de los municipios menores a 50 mil habitantes no cuentan aún con los servicios de una sucursal bancaria o un cajero automático.

Lo cierto es que, como explica el connotado analista Luis Rubio, articulista del diario Reforma, hay una notable diferencia en los porcentajes disponibles del crédito respecto a la economía en su conjunto entre nuestro país y otros mercados como el de Brasil, sobre todo los destinados a los segmentos más importantes del mercado:

“Una queja perenne y permanente del lado empresarial, y de no pocos políticos, es la que se refiere a la relativamente baja bancarización de la economía mexicana y, sobre todo, la participación del crédito como porcentaje del PIB. La participación del sistema bancario en la economía es menor que en otras economías similares pero hay razones que explican la diferencia. En Brasil, el crédito total otorgado a personas y empresas representó aproximadamente 60% del PIB en 2012, comparado con 27% en México. De ese 60% en Brasil, el banco de desarrollo BNDES representó 21% del PIB, o sea, la tercera parte del crédito total. Visto en conjunto, todo indicaría que una explicación de los problemas del crecimiento en México yace en la ausencia de crédito.”

Sin embargo, puntualiza:

“Las cifras de crédito a empresas grandes y al consumo en México no son significativamente distintas a las brasileñas. La gran diferencia reside en el sector industrial pequeño y mediano, donde casi no se extiende crédito en México”.

Empresas pequeñas y medianas, pymes, que son las que más generan empleo en nuestro país, aproximadamente el 75 por ciento del total, según Joaquín Blanes Casas, subsecretario de Trabajo de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social, STPS, en declaraciones al diario El Economista, el 26 de octubre del 2011, cifras que no se han alterado significativamente y que revelan por si solas el grave impacto de un sistema de crédito contraído.

La poca fluidez del crédito se explica en parte por la falta de certeza jurídica y de mecanismos eficaces y expeditos para que las entidades financieras recuperen el recurso otorgado. El costo artificial de un mercado incierto lo terminan pagando todos los usuarios y, de manera indirecta pero real, una economía nacional sin crecimiento. Cualquier financiero, especialista o no, sabe que sin disposición de crédito a tasas competitivas ninguna economía crece. Jamás la liquidez de los ahorros propios de empresas y familias es suficiente para financiar el crecimiento de un negocio y menos para la incursión en nuevos mercados. Lo que vale en lo micro se reproduce en lo macro.

Además de que, por otra parte, el usuario de los servicios financieros no contaba en la legislación anterior con los mecanismos operativos para reclamar y resarcir algún agravio o abuso por parte de bancos, aseguradoras, cajas de ahorro y demás entidades dedicadas al crédito.

Por eso en el seno del Pacto por México, y para atender los compromisos 62 y 63, se consensuó un paquete de reformas financieras, modificaciones a diversas disposiciones en la materia y una nueva Ley de Agrupaciones Financieras, con los siguientes ejes:

  1. Que la Banca de Desarrollo propicie el crecimiento del sector financiero.
    • Lograr que la Banca de Desarrollo impulse el sistema financiero en beneficio de las familias mexicanas.
    • Dar mayor libertad a la Banca de Desarrollo para operar, maximizando los beneficios de los préstamos que realice y fomentando el crédito privado.
    • Crear programas y productos financieros para el desarrollo de las áreas prioritarias del desarrollo nacional.
  2. Fomentar la competencia en el desarrollo financiero para abaratar las tasas.
    • Se fortalece a la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de Usuarios de Servicios Financieros, CONDUSEF, para que sus determinaciones en defensa de los usuarios de servicios financieros sean obligatorias para las instituciones crediticias.
    • Se facilita a los usuarios el cambio de banco.
    • Se contempla la posibilidad de crear un buró crediticio universal, para que los usuarios cumplidos puedan acceder a más alternativas de financiamiento.
    • Se facilita la transferencia de garantías crediticias.
  3. Generar incentivos para que la banca preste más.
    • Para reducir los riesgos de la actividad bancaria se simplifican los regímenes para el otorgamiento y la ejecución de garantías crediticias.
    • Se crea un buró de entidades financieras, para que los usuarios hagan el examen comparativo y puedan tener una mejor decisión.
  4. Fortalecer el sistema bancario para que el sector crezca de manera sostenida.
    • Evaluar periódicamente a bancos para promover que presten más.
    • Mejorar la coordinación entre autoridades financieras, fortaleciendo el Consejo de Estabilidad del Sistema Financiero.
    • Se eleva a rango de ley las normas para la conformación y calidad de capital.
    • Se avanza hacia una mayor especialización de los tribunales federales en temas financieros.
    • Facilita el proceso de quiebra bancaria, protegiendo los recursos de los ahorradores.

Por eso el presidente Enrique Peña Nieto presentó una iniciativa, con el aval de las cuatro fuerzas políticas representadas en el Pacto por México, con esos 4 ejes, misma que fue aprobada ya en la Cámara de Diputados y en el Senado de la República, con estas características medulares. Se reformaron 34 ordenamientos jurídicos, entre ellos la Ley del Mercado de Valores, y se aprobó la Ley para Regular las Agrupaciones Financieras.

Con la reforma aprobada el 26 de noviembre del 2013 se fomentará una mayor competencia en el sistema financiero a través de ordenamientos que inhibirán prácticas anticompetitivas, propiciarán la expansión en la oferta de crédito y, en el mediano plazo, permitirán alcanzar tasas de interés más bajas.

Se fortalece la banca de desarrollo para que ésta amplíe su oferta de crédito, con especial atención en áreas prioritarias para el desarrollo nacional, como son las pequeñas y medianas empresas.

Un beneficio adicional de esta reforma financiera, en el balance de la SHCP, será la ampliación de créditos de las instituciones financieras privadas al fortalecer su esquema jurídico con medidas que otorgan mayor certidumbre a la ejecución de contratos y que fortalecen el esquema de garantías.

Asimismo, con la nueva legislación se mejora la eficacia de los concursos mercantiles, al preservar en todo momento los derechos de los involucrados en dichos procesos.

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